Por supuesto, todo el mundo le encanta dormir, pero una nueva investigación muestra que el sueño prolongado en el fin de semana podría reducir el riesgo de diabetes. Esas horas extras en la cama en un domingo pueden ahora, por fin, ser libres de culpa.

En el tira y afloja de la vida moderna, no es raro que la gente escatime en la cantidad de sueño que reciben.

Faltan un par de horas cada noche de lunes a viernes, seguido de una borrachera en el fin de semana, sin duda no es un patrón de sueño inusual para muchas personas.

Ponerse al día en el sueño se ha convertido en sinónimo del fin de semana y, para muchas personas, dormir es la característica más esperada de la mañana del sábado y el domingo.

Un estudio reciente, a corto plazo, realizado en el laboratorio del sueño de la Universidad de Chicago, mostró que el acaparamiento de un par de horas extra de cerrar los ojos es más que un lujo relajante, pues tiene implicaciones importantes para cualquier persona que pudiera estar al borde de la diabetes.

Diabetes y dormir

La diabetes es un problema importante en los EE.UU.. Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) estiman que 29.1 millones de estadounidenses tienen la enfermedad, que es casi 1 en 10.

Un problema médico de esa magnitud requiere de investigación que profundize en todas las facetas imaginables. La diabetes es compleja, por lo que todas las vías posibles están siendo diseccionadas en un intento de frenar su constante marcha hacia adelante. Uno de tales ángulos de estudio es el efecto del sueño sobre la diabetes.

Tal vez no sea tan obvio como la dieta y la forma física, pero el sueño parece ser un factor considerable en algunos casos de diabetes.

Un número de estudios han investigado esta área intrigante. Un meta-análisis publicado en Diabetes Care 03/2015 encontró que una duración del sueño de 7-8 horas resultó como el menor riesgo de diabetes tipo 2, mientras más larga o más corta la duración del sueño se asociaron con un aumento significativo del riesgo de la diabetes tipo 2, en ambos aspectos.

Otro estudio, publicado en la misma revista, encontró que los diabéticos que eran pobres en sueño tenían un 23% más altos niveles de glucosa en sangre por la mañana y los niveles de 48% más altos de insulina. En otras palabras, los diabéticos que dormían mal tuvieron 82% mayor resistencia a la insulina de que los diabéticos que recibieron la cantidad correcta de sueño.

Los estudios parecen sugerir que la falta de sueño no sólo agrava la diabetes existente en los pacientes, sino que también pone a las personas sanas con riesgo de desarrollar diabetes.

En el presente estudio, dirigido por Josiane Broussard, este altera los horarios de sueño de 19 voluntarios varones sanos. Para la primera sesión, el grupo se le permitió dormir durante 8,5 horas por noche para 4 noches. Durante la segunda sesión, los miembros del grupo sólo se les permitió dormir durante 4,5 horas por noche para 4 noches.

Siguiendo el sueño las noches privadas, los participantes se les permitió 2 noches de sueño prolongado. Durante este sueño de ponerse al día, promediaron 9.7 horas por noche.

Los voluntarios fueron monitoreados para la sensibilidad a la insulina y un predictor de riesgo de diabetes llamado el índice de la disposición.

Los investigadores encontraron que después de 4 noches de la privación del sueño, la sensibilidad a la insulina se redujo en un 23%, y su riesgo de diabetes aumentó en un 16%. Después de 2 noches de sueño prolongado, sin embargo, ambos parámetros regresaron a la normalidad.

El autor principal, el Dr. Esdras Tasali dijo de los resultados:

«La respuesta metabólica a este sueño adicional fue muy interesante y alentadora. Esto demuestra que las personas jóvenes y sanas que esporádicamente no logran dormir suficiente durante la semana de trabajo, pueden reducir su riesgo de diabetes si compensan el sueño durante el fin de semana».

Los autores se apresuran a señalar que este no es en absoluto un estudio concluyente. La investigación se llevó a cabo en una pequeña muestra de varones delgados y sanos, y el nuevo régimen de sueño solamente fue aplicado por el equivalente a 1 semana de trabajo.

Además, el grupo de estudio tuvo una dieta controlada, mientras que las personas que tienen el sueño crónicamente privado tienden a consumir preferentemente alto contenido de grasa y alto contenido de azúcar en sus alimentos.

El Dr. Tasali planea extender la investigación en ensayos futuros. «En el futuro,» dice, «tenemos la intención de estudiar los efectos de los horarios de sueño del fin de semana extendido en las personas que restringen repetidamente su sueño en cada día de la semana.»

Aunque los resultados sólo pueden ser provisionales en esta etapa, subrayan la importancia de un horario de sueño saludable.

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