Los efectos negativos sobre la salud de un estilo de vida sedentario son bien conocidos, pero los profesionales jóvenes no son los únicos afectados. Una nueva investigación analisa el impacto de la baja actividad física en la edad biológica de las mujeres mayores.

A medida que envejecemos, también lo hacen nuestras células. De hecho, podemos decir con seguridad que el envejecimiento celular es el propio envejecimiento, ya que las células forman cada órgano de nuestro cuerpo. Sin embargo, la tasa a la que mueren nuestras células varía de persona a persona.

Los factores del estilo de vida, como el consumo de alcohol, el tabaquismo, el ejercicio o el estrés, pueden influir en gran medida en la progresión del envejecimiento celular.

Nuestras células normalmente reaccionan a los estímulos de dentro y fuera del cuerpo, y lo hacen utilizando una variedad de vías biológicas. La regulación genética es una de esas vías.

Entre otras cosas, nuestras células contienen telómeros, que son secciones repetitivas de ADN situado al final de los cromosomas. Los telómeros protegen los cromosomas del deterioro, que se ha comparado con la forma en que las puntas de los cordones de los zapatos los protegen de deshilacharse.

La longitud del telómero se ha asociado con el envejecimiento y la enfermedad. A medida que envejecemos, los telómeros se hacen más y más cortos hasta que las células mueren o se transforman en células oncogénicas. Telómeros cortos se han relacionado con el cáncer, las enfermedades del corazón y la diabetes.

Los investigadores de la Universidad de California, en San Diego (UCSD), dirigidos por Aladdin Shadyab, Ph.D., del Departamento de Medicina Familiar y Salud Pública de la UCSD School of Medicine, examinaron los efectos de un estilo de vida sedentario en la edad celular en mujeres mayores.

Los hallazgos fueron publicados en el American Journal of Epidemiology.

Evaluación del vínculo entre los telómeros, el ejercicio y la edad biológica

Los investigadores evaluaron el vínculo entre la longitud de los telómeros de leucocitos (LTL) y el tiempo sedentario en 1.481 mujeres mayores, blancas o afroamericanas, de Women’s Health Initiative, un estudio longitudinal transversal de 2012-2013, que examinó los factores que determinan las enfermedades crónicas en mujeres posmenopáusicas.

Las mujeres tenían, en promedio, 79 años de edad.

El tiempo sedentario se evaluó utilizando tanto un autoinforme como un acelerómetro. Los participantes llenaron los cuestionarios y tuvieron sus movimientos seguidos por un acelerómetro que llevaban en la cadera derecha durante 7 días seguidos.

Shadyab y el equipo examinaron la asociación entre los LTL y el tiempo sedentario utilizando modelos de regresión lineal múltiple. También investigaron si las asociaciones variaban según la intensidad física – de intensidad moderada a intensa – que los participantes realizaban diariamente.

Los científicos ajustaron los resultados para variables como el estilo de vida y los factores relacionados con la salud, así como datos demográficos e índice de masa corporal (IMC).

Mujeres sedentarias biológicamente mayores en 8 años

Las mujeres que se ejercitaban durante menos de 40 minutos y eran sedentarias durante más de 10 horas al día tenían células biológicamente «más viejas» que las mujeres que eran menos sedentarias y se ejercitaban más.

Específicamente, la baja actividad física parecía explicar una brecha de edad biológica de 8 años entre las que se ejercitaban y las que no lo hacían.

«Nuestro estudio encontró que las células envejecen más rápido con un estilo de vida sedentario. La edad cronológica no siempre coincide con la edad biológica», dice Shadyab.

Según Shadyab, esta es la primera vez que un estudio ha investigado el vínculo entre el tiempo sedentario, el ejercicio y los telómeros. También destaca la importancia de las opciones de estilo de vida en la longitud de los telómeros y el envejecimiento.

«Hemos encontrado que las mujeres que estaban sentadas más tiempo no tienen una longitud más corta del telómero si se ejercitaba durante al menos 30 minutos al día, que es la recomendación nacional. Los debates sobre los beneficios del ejercicio deben comenzar cuando somos jóvenes y la actividad física debe seguir siendo parte de nuestra vida cotidiana a medida que envejecemos, incluso a los 80 años», explicó Aladdin Shadyab, Ph.D.

Los autores también sugieren que los estudios futuros deben examinar si la aptitud cardiorrespiratoria cambia la relación entre el tiempo sedentario y la LTL, y también cómo el ejercicio afecta la longitud del telómero en los jóvenes.

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