El poder de la vitamina C podría ser aprovechado un día para luchar contra el cáncer colorrectal, según un nuevo estudio publicado en la revista Science.
El cáncer colorrectal (CCR) es el tercer cáncer más común en los EE.UU., con cerca de 93.090 casos nuevos cada año.
Alrededor del 50% de los casos se trata de mutaciones en los genes KRAS y BRAF; estas formas de la enfermedad son más agresivas y no responden bien a los tratamientos de quimioterapia o actuales.
Se piensa que la vitamina C se mejora la salud debido a su efecto antioxidante, que previene o retrasa algunos tipos de daño celular.
Sin embargo, un equipo dirigido por el Dr. Lewis Cantley, de Weill Cornell de Medicina en Nueva York, Nueva York, descubrió que en el caso de las formas de CRC KRAS y BRAF, lo contrario era cierto. En estas células cancerosas, altas dosis de vitamina C causó la oxidación, lo que resulta en lo que podría ser un efecto beneficioso para los pacientes.
Encontraron que en cultivos de células y ratones, dosis altas de vitamina C – equivalentes a alrededor de 300 naranjas – deterioran el crecimiento de tumores colorrectales mutantes KRAS y BRAF.
Ahora esperan que los hallazgos podrían conducir al desarrollo de nuevos tratamientos y proporcionar información decisiva sobre las que más se beneficiarían de ellos.
En un ambiente rico en oxígeno tales como las arterias humanas, una fracción de vitamina C, también llamada ácido ascórbico, se oxida y se transforma en un nuevo compuesto llamado ácido dehidroascórbico (DHA).
Los científicos han sabido desde hace tiempo que una proteína de membrana específica, conocida como transportador de glucosa GLUT1, permite tanto la glucosa y DHA entrar en las células, pero el ácido ascórbico no puede hacerlo. Lo que hace DHA una vez dentro de las células seguía siendo un misterio.
El estudio revela que el DHA actúa como un caballo de Troya. Una vez dentro, las celulas cancerosas intentan convertir el DHA de nuevo a ácido ascórbico; en el proceso, estos antioxidantes se agotan, y la célula muere por estrés oxidativo.
Dr. Cantley explica que muchas células normales expresan GLUT1 y KRAS, y las células cancerosas BRAF, el mutante típico del cáncer que necesitan una alta tasa de absorción de glucosa para la supervivencia y el crecimiento.
KRAS y células BRAF mutantes también producen más especies de oxígeno reactivos que las células normales, por lo que necesitan más antioxidantes con el fin de sobrevivir. Esta combinación de características hace que estas células de cáncer sean particularmente vulnerables a la DHA.
Dado que la vitamina C afecta las funciones celulares de varias maneras, no sólo como un anti o pro-oxidante, tendrá que ser examinado el impacto de altas dosis de vitamina C en las células normales e inmunológico.
Dr. Cantley comentarios:
«Esto no es una terapia que nos gustaría pasear en ciegas, sin conocimiento de lo que está pasando en su tumor.»
Sin embargo, los investigadores son optimistas de que ahora tienen una lógica mecanicista para explorar el uso terapéutico de la vitamina C para tratar cancer relacionado con BRAF o KRAS.
Ellos creen que el estudio podría conducir al desarrollo de nuevos biomarcadores para ayudar a los médicos a determinar que el tratamiento se adapte mejor.
Las ideas también pueden ser útiles para otros cánceres que expresan difíciles altos niveles de transportador GLUT1, como el carcinoma de células renales, cáncer de vejiga y cáncer de páncreas.
La ruta de administración del farmaco sería muy probablemente a través de inyecciones intravenosas, ya que las dosis orales no son absorbidos de manera eficiente lo suficiente en el intestino para alcanzar la concentración máxima en suero de la vitamina C necesaria para causar toxicidad a estas células cancerosas.
En otras investigaciones recientes, las pruebas en los ensayos clínicos humanos para la toxicidad han mostrado buenos perfiles de seguridad para la infusión intravenosa de vitamina C.
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