El cáncer es una de las principales causas de muerte en todo el mundo, y su prevalencia se intuye que aumente en los próximos años. Las estrategias de prevención del cáncer incluyen tomar decisiones saludables y hacerse la prueba si está en riesgo. Una nueva investigación sugiere que una pequeña dosis de aspirina puede ayudar a prevenir la formación de células cancerosas y explica cómo.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), el cáncer es una de las principales causas de muerte en todo el mundo, lo que representó 8.2 millones de muertes en 2012.
En cuanto a la prevención, los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) recomiendan adoptar estilos de vida saludables y opciones dietéticas, como evitar el tabaco y el alcohol, así como mantenerse físicamente activos y comer muchas frutas y verduras.
Una nueva investigación refuerza la idea de que la ingesta baja de dosis de aspirina también puede ayudar a prevenir el cáncer e inhibir la proliferación de células cancerosas.
La sugerencia de que una pequeña dosis de aspirina puede ayudar a prevenir el cáncer no es nueva. En septiembre de 2015, el Grupo de Trabajo de Servicios Preventivos de los Estados Unidos recomendó el uso diario de una pequeña dosis de aspirina para ayudar a prevenir las enfermedades cardiovasculares y el cáncer colorrectal.
Sin embargo, la nueva investigación también explica el proceso por el cual una dosis baja de aspirina puede, de hecho, inhibir la proliferación de células cancerígenas y metástasis.
La investigación fue conducida por los científicos de la Universidad de Salud y Ciencia de Oregon (OHSU) en colaboración con la Universidad del Estado de Oregon (OSU), y los resultados fueron publicados en la revista AJP-Cell Physiology.
«El beneficio de la aspirina puede deberse a su efecto en las células sanguíneas llamadas plaquetas, en lugar de actuar directamente sobre las células tumorales», dice el autor principal, Owen McCarty, profesor del Departamento de Ingeniería Biomédica de OHSU.
Las plaquetas son pequeñas células sanguíneas que ayudan a un cuerpo sano a formar coágulos, a fin de detener el sangrado cuando sea necesario.
Parece que nuestras plaquetas también aumentan los niveles de una proteína que puede apoyar a las células cancerosas y ayudarlas a propagarse. Esta «oncoproteína» se denomina c-MYC.
La función biológica de c-MYC es regular la expresión de más del 15% de todos los genes del cuerpo humano. El regulador c-MYC controla el ciclo de vida y muerte de las células, la síntesis de proteínas y el metabolismo de las células.
Sin embargo, la investigación ha demostrado que, en los cánceres humanos, este oncogén se sobre-expresa.
Los investigadores de este último estudio explican que la aspirina reduce la capacidad de las plaquetas sanguíneas para elevar los niveles de la oncoproteína c-MYC.
«Nuestro trabajo sugiere que la acción anticancerígena de la aspirina podría ser, en parte, como sigue: durante su tránsito en la sangre, las células tumorales circulantes ínter-actúan con las plaquetas, que estimulan la supervivencia de las células tumorales mediante la activación de oncoproteínas como c-MYC. Las plaquetas con la terapia de aspirina, reducen esta señalización entre plaquetas y células tumorales, reduciendo así indirectamente el crecimiento de células tumorales» explicó Owen McCarty.
Craig Williams, profesor del Colegio de Farmacia de OSU / OHSU y co-autor del estudio, explica el proceso.
«Las primeras células cancerosas viven en lo que en realidad es un ambiente bastante hostil, donde el sistema inmunológico ataca regularmente e intenta eliminarlas», dice. «Las plaquetas de la sangre pueden desempeñar un papel protector para las células cancerosas tempranas y ayudar a la metástasis. La inhibición con aspirina parece interferir con ese proceso y la oncoproteína c-MYC puede explicar parte de ese mecanismo».
Esta es la primera vez que un estudio ha demostrado la capacidad de las plaquetas para regular la expresión de c-MYC en las células cancerosas.
Los investigadores señalan que casi un tercio de los pacientes con cáncer de colon, y el 42% de los pacientes con cáncer de páncreas, tenían sobre-expresión de la oncoproteína c-MYC.
También señalan que el impacto de la aspirina en las plaquetas de la sangre es tan eficaz en dosis altas como en las bajas. Como resultado, los médicos pueden sopesar los riesgos y beneficios de la ingesta de aspirina, así como reducir el riesgo de sangrado – que es un efecto secundario común de ingerir demasiada aspirina.
Los autores enfatizan el papel crucial de los médicos y profesionales de la salud cuando se considera incluso una dosis baja de aspirina.
«Debido a que la interacción entre plaquetas y células cancerosas se cree que ocurre […] temprano en el uso de dosis anti-plaquetarias de aspirina, lo que podría servir como una medida preventiva, segura y eficaz, para pacientes con riesgo de cáncer», concluyen los autores.
dmso y aspirina como regulador del crecimiento
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