Las personas que consumen mayores niveles de grasas saturadas son más propensas a sentir los efectos de una gama de condiciones de salud, incluyendo la enfermedad hepática grasa no alcohólica. Aunque este vínculo es bien conocido, aún no está claro cómo y por qué se desarrolla exactamente.
La Enfermedad Hepática Grasa no Alcohólica (NAFLD en ingles), como su nombre indica, es una condición en la cual el exceso de grasa se almacena en el hígado de un individuo que bebe poco o nada de alcohol.
Marcado por la inflamación del hígado, la NAFLD más comúnmente afecta a las personas en sus 40 y 50 años, y especialmente los que son obesos. Puede causar cicatrices en el hígado y daño permanente. En su peor momento, puede conducir a insuficiencia hepática.
La NAFLD se caracteriza principalmente por una mayor acumulación de grasa en el hígado, y esta acumulación es a menudo acompañada de resistencia a la insulina, lo que aumenta el riesgo de diabetes tipo 2 y enfermedades cardiovasculares.
Aunque una dieta rica en grasas saturadas está vinculada a la NAFLD, no está claro cómo los alimentos grasos inician estos cambios en el hígado.
Debido a la subida indiscriminada de la obesidad, el NAFLD se pronostica que se convertirá en la razón número uno para el trasplante de hígado en un futuro próximo. Es ya la enfermedad hepática crónica más común y que afecta a un estimado del 20-30% de la población occidental y el 90% de los individuos que son obesos mórbidos.
Actualmente, las razones por las que las dietas ricas en grasas causan trastornos metabólicos y la NAFLD no se conocen. Del mismo modo, no se entiende por qué ciertas personas que comen una dieta alta en grasas no desarrollan estas condiciones, y por qué a algunas personas que comen una dieta saludable les ocurre. Desde que la carga de los trastornos metabólicos en los países occidentales está aumentando considerablemente, los investigadores están trabajando para comprender los procesos exactos detrás de estos cambios metabólicos en el hígado.
El efecto de una comida alta en grasa en el hígado
Un estudio reciente, publicado en The Journal of Clinical Investigation, se propuso investigar esta interacción a nivel molecular.
Investigadores del laboratorio Michael Roden en el Centro Alemán de Diabetes en Alemania, dirigido por Elisa Álvarez Hernández, examinaron cómo un único episodio de alto consumo de grasas saturadas afectaría la sensibilidad a la insulina y otros marcadores del metabolismo en humanos y ratones.
En total, 14 participantes delgados y saludables participaron en el estudio. Los investigadores proporcionaron una cantidad de grasa (aceite de palma) equivalente a una única comida rica. Después de la comida, analizaron el metabolismo hepático de cada individuo. Realizaron un experimento paralelo similar en ratones.
Se observó un aumento inmediato en la acumulación de grasa y cambios en el metabolismo hepático. Esta sola comida también condujo a triglicéridos elevados, resistencia a la insulina, y aumento de glucagón (una hormona que aumenta los niveles de glucosa) en el torrente sanguíneo.
Se encontró que la harina de aceite de palma de alto contenido graso disminuyó la sensibilidad a la insulina en todos los casos. Los resultados demuestran que:
- La sensibilidad a la insulina del cuerpo entero disminuyó 25%
- La sensibilidad a la insulina hepática disminuyó 15%
- La sensibilidad a la insulina del tejido adiposo (grasa) disminuyó 34%.
Triglicéridos hepáticos – el principal componente de la grasa corporal en los seres humanos y un marcador de enfermedades metabólicas y cardiovasculares – también aumentó en un 35%.
El estudio muestra que el consumo de grasas saturadas establece las bases para la enfermedad metabólica por influir en el metabolismo del hígado y el almacenamiento de grasa. Como concluyen los autores:
«La ingesta de grasas saturadas aumenta rápidamente el almacenamiento de lípidos hepáticos, el metabolismo energético y la resistencia a la insulina, lo que se acompaña de la regulación de la expresión génica hepática y la señalización que pueden contribuir al desarrollo de la NAFLD».
Debido a que el estudio actual sólo utilizó ratones machos y participantes humanos, el equipo espera extender sus hallazgos en hembras. Es posible que la absorción de ácidos grasos por el hígado sea mayor en los hombres. En investigaciones futuras, el equipo también planea hacer cambios en su elección de control. En el estudio actual, compararon la ingesta de grasas saturadas con el agua, pero su próximo proyecto comparará la grasa saturada con grasas no saturadas y proteínas.
Mediante la comprensión de la maquinaria metabólica detrás de la NAFLD, la ciencia médica puede descubrir nuevas formas de tratar esta condición prevalente y destructiva.
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