Investigadores de la UAB han identificado por primera vez el triple mecanismo que detiene la separación de cromosomas en respuesta a situaciones que ponen en peligro la integridad de la información genética. La pérdida de esta capacidad de respuesta es la característica de las células cancerosas.

La proliferación celular requiere una copia de los cromosomas (replicas) y distribuidos (segregados) a las dos células hijas futuras. Las células se someten continuamente a alteraciones espontáneas (lesiones) en el ADN que compone los cromosomas, debido a su entorno acuoso (reactivo), por ejemplo. En respuesta a las lesiones de ADN, las células ponen fin a su ciclo de división celular, con el fin de dar tiempo a que las lesiones se reparen y así prevenir la transmisión del daño, así, los cromosomas son replicados de forma incompleta. La pérdida de esta capacidad conduce a la aparición de una inestabilidad cromosómica, un conductor de transformación cancerosa.

Estudios en otros laboratorios ya habían determinado que las células del organismo modelo Schizosaccharomyces pombe, una levadura utilizada en el laboratorio para investigar el comportamiento celular, detienen el ciclo de división celular por medio de un proceso que se creía ser universal (en términos científicos, la fosforilación de un residuo conservado en tirosina quinasa dependiente de ciclina CDK1, el conductor del ciclo celular).

El equipo dirigido por el Dr. David G. Quintana, investigador en el Departamento de Bioquímica y Biología Molecular de la UAB, han demostrado que este control no es indispensable en otros organismos y que el modelo que ha prevalecido hasta ahora es demasiado simple. Células de las que el gen responsable de este control, conocido como Wee1 / Swe1, había sido eliminado, fueron completamente capaces de detener el ciclo celular en respuesta al daño del ADN, lo que implicaba la existencia de controles adicionales.

Los investigadores de la UAB identifican tres vías de control que llevan a esta respuesta, mediada por los genes Wee1, Pds1 / securina y Rad53 / Chk2. Cada uno de ellos es suficiente por sí mismo para bloquear la segregación cromosómica y, por lo tanto, el proceso de la división celular. Las tres vías de control deben ser eliminados de forma simultánea de los cromosomas para no replicar incorrectamente.

Significativamente, el gen Rad53 / Chk2 forma parte del mecanismo de vigilancia, conocido como el punto de control de la fase S, que detecta y responde a situaciones que ponen en peligro el proceso de replicación del cromosoma. Chk2 es oncogénica en seres humanos y la fase puesto de control S se considera como una barrera anti-cáncer inicial en el proceso de transformación maligna.

Los autores sugieren que los tres niveles de control, no sólo la mediada por el gen Wee1, son probablemente también presentes en las células humanas. Esto explicaría la paradoja de que Wee1 no es oncogénico en los seres humanos: las células tienen dos barreras más que impidan esta pérdida de control.

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