La dieta puede haber jugado un papel clave en la evolución humana, según un nuevo estudio, en el que los investigadores sugieren que nuestros antepasados, los neandertales, tuvieron que adaptarse a una dieta alta en proteínas, lo que resultó en el desarrollo de cajas torácicas más anchas y pelvis más grandes que los seres humanos modernos.

Se cree que los neandertales vivieron en Europa, en la edad del hielo, coexistiendo junto a los humanos de hoy en día, o el Homo sapiens, hasta hace unos 40.000 años.

En términos de apariencia, los neandertales eran muy similares a los Homo sapiens, y las dos especies incluso se aparearon. Sin embargo, hubo algunas diferencias notables. Además de ser más corto y más rechoncho – como la figura de un barril -, los neandertales tenían unas costillas y caja torácica más amplia, o en el tórax, y una pelvis más grande que nuestros antepasados ​​modernos.

En la revista American Journal of Physical Anthropology, investigadores de la Universidad de Tel Aviv (TAU), en Israel, sugieren que un cambio grave en la dieta, durante los períodos fríos, contribuyó a tales diferencias.

En un estudio previo, los investigadores observaron que, cuando se trata de la conversión de proteínas en energía, los seres humanos tienen una capacidad limitada; las proteínas constituyen sólo el 30% de la dieta humana. Como tal, el Homo sapiens aumentaba el consumo de grasas y carbohidratos para satisfacer sus necesidades nutricionales.

Sin embargo, la hipótesis es de que los neandertales fueron obligados a comer una dieta alta en proteínas debido a la falta de hidratos de carbono disponibles durante los inviernos glaciales.

Adaptación evolutiva a la dieta alta en proteínas

Utilizando un modelo nutricional, los investigadores estimaron que alrededor del 74-85% de la ingesta calórica de los neandertales, habría tenido que venir de la grasa animal durante las olas de frío.

«Durante los duros inviernos en la edad de hielo, los carbohidratos eran escasos y la grasa era en cantidades limitadas. Pero la caza mayor, la presa típica del Neanderthal, prosperó», explica el coautor del estudio Miki Ben-Dor, del Departamento de Arqueología y culturas del Medio Oriente Antiguo de la UTA, añadiendo:

«Esta situación provocó una adaptación evolutiva a una dieta alta en proteínas – un agrandamiento del hígado, la ampliación del sistema renal y sus manifestaciones morfológicas correspondientes. Todo esto contribuyó al proceso evolutivo Neandertal».

El hígado es el órgano que convierte la proteína en energía, por lo que el equipo dice que es probable que se agrandara con una dieta alta en proteínas – algo que se ha demostrado en estudios con animales. Además, el aumento en el metabolismo, provocado por una dieta alta en proteínas, pondría más presión sobre la vejiga y los riñones para eliminar la urea tóxica, que pudo, también, conducir a su desarrollo.

«Las poblaciones indígenas del Ártico – los primeros que comían principalmente carne –  también muestran hígados agrandados y la tendencia a beber mucha agua, una muestra del aumento de la actividad renal», añade Ben-Dor.

Además de ofrecer una idea de cómo la dieta puede haber afectado a la evolución humana, los investigadores dicen que sus resultados abren el camino para futuras investigaciones sobre cómo los neandertales se extinguieron.

Señalan que su extinción se produjo en torno al mismo tiempo que la llegada de los animales gigantes, o «megafauna» en Europa. Si la dependencia de los neandertales sobre los animales grandes para sus necesidades nutricionales ha contribuido a su extinción, es algo que planean investigar.

Este estudio pone en relieve dos corrientes antagónicas, es decir, los que se debaten entre seguir una dieta vegetariana u otra más rica en carne. Ben-Dor ofrece respuesta sencilla:

«Somos humanos desde hace 2,5 millones de años. Nos convertimos en predadores y nos adaptamos al consumo de proteínas».

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