Sentarse por largos períodos de tiempo y no ser físicamente activo se conoce que tiene un impacto negativo para la salud. Por primera vez, su efecto sobre el rendimiento cognitivo en adultos jóvenes, también ha sido investigado.

Una nueva investigación publicada en Archives of General Psychiatry, siguió personas durante 25 años, trazando su horario de ver televisión y el régimen de ejercicios.

Los científicos para buscar la salud a largo plazo han sido durante mucho tiempo preocupados por las consecuencias de un estilo de vida cada vez más sedentario, y el surgimiento de actividades basadas en la pantalla.

Las consecuencias para la salud de un estilo de vida sedentario son conocidos por incluir un mayor riesgo de enfermedades cardiovasculares, ciertos tipos de cáncer, la diabetes tipo 2 y la obesidad.

Las personas físicamente activas, por otro lado, son propensas a vivir más tiempo y son menos propensos a sufrir de depresión.

También hay un cuerpo creciente de evidencia de que la actividad física ayuda a mejorar o mantener la función cognitiva. El estudio, dirigido por Tina D. Hoang del Instituto de California del Norte para la Investigación y Educación, en el Centro Médico de Asuntos de Veteranos, toma una mirada más profunda.

Los vínculos entre la función cognitiva y el ejercicio

Muy pocos estudios han investigado los vínculos, en su caso, entre la actividad física en la edad adulta y la función cognitiva en el futuro.

Los resultados de un estudio británico, publicado en 2003, examinaron la relación entre la actividad física en los adultos durante sus 30 años de edad y su salud cognitiva consecuente en la vida posterior. El estudio encontró que el ejercicio físico a los 36 años de edad se asoció con una tasa significativamente más lenta de disminución de la memoria entre las edades de 43 y 53.

Otros estudios que investigaron los individuos más jóvenes utilizan datos retrospectivos, que no es óptimo. El estudio actual es el primero de su tipo para mirar el comportamiento sedentario, en ver TV, el ejercicio y sus efectos cognitivos a largo plazo en adultos jóvenes (18-30 años).

El estudio utilizó datos de 3.247 adultos (divididos más o menos por igual entre hombres y mujeres, blancos y negros). Los participantes, procedentes de cinco ciudades de Estados Unidos, se tomaron del Estudio del Desarrollo del Riesgo de la Arteria Coronaria en adultos jóvenes (CARDIA).

Los participantes llenaron cuestionarios sobre la cantidad de televisión que veían y la cantidad de ejercicio que realizaban. Los datos fueron recogidos cada 2-5 años, entre 1985-2011.

Durante el período de 25 años, se les preguntó a los participantes sobre su tiempo de ver la televisión y cualquier actividad física en que estaban involucrados.

Al final de los 25 años, cada participante completó una batería de tres pruebas cognitivas:

  • Digit Symbol Sustitución de prueba (DSST): esta prueba mide la velocidad de procesamiento y funcionamiento ejecutivo (regulación y control de los procesos cognitivos, incluyendo la memoria, el razonamiento, la flexibilidad de tareas, problemas y la planificación);
  • Prueba de Stroop: también para probar la función ejecutiva;
  • Rey Auditivo Verbal Learning Test (RAVLT): evalúa la memoria verbal.

¿Acaso la televisión promueve un sistema cognitivo más lento?

El estudio encontró que aquellos que se movían alrededor de menor actividad física, pasando más tiempo delante de la televisión, tenían peores puntuaciones en las pruebas DSST y Stroop, pero no la RAVLT.

Los autores del estudio concluyeron:

«Encontramos que los bajos niveles de actividad física y los altos niveles de la televisión durante la edad joven hasta mediados de la edad adulta, se asociaron con peor rendimiento cognitivo en la mediana edad.

En particular, estos comportamientos se asociaron con menor velocidad de procesamiento y la función ejecutiva peor, pero no con la memoria verbal.

Los participantes con los patrones menos activos de la conducta (es decir, tanto la actividad física baja y el tiempo de visualización alta de televisión) fueron los más propensos a tener mala función cognitiva».

Los autores saben por adelantado acerca de las limitaciones del estudio. Ellos admiten que puede haber un sesgo de selección debido al abandono de los participantes durante el período de 25 años.

También mencionan que los niveles de audiencia televisiva y la actividad física se recogieron mediante cuestionario, un método que tiene sus propias dificultades. Otra limitación mencionada por los autores es que las pruebas cognitivas no midieron todos los dominios potenciales de funcionamiento cognitivo.

Los autores del artículo completan su informe con una convocatoria de más investigación. Ahora más que nunca, esto debería ser un motivo de preocupación, ya que con razón mencionan:

«En cuanto a la salud basado en la población, el efecto de la conducta sedentaria puede ser especialmente consecuente, porque el uso de tecnologías basadas en pantallas para el trabajo y el ocio se ha incrementado en las últimas décadas».

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